Cuando apareció ‘Star Wars’, en 1977, el negocio del cine a nivel mundial se rompió en dos de forma histórica. En el marco del neoliberalismo, aparecieron gigantescas corporaciones conocidas como blockbusters que en forma de franquicias multiplataforma se convirtieron en un pulpo gigantesco y voraz que generó el replanteamiento de todo tipo de proyecto cinematográfico en el mundo. En esta década repleta de blockbusters de superhéroes, ‘Star Wars’ ha pretendido instalarse en los nuevos imaginarios generacionales con la transición de sus héroes clásicos y continuando la extensa saga que ya abarca más de cuatro décadas. La última entrega, de al menos la más reciente trilogía, se titula ‘The Rise of The Skywalker’ (2019) y cierra el recorrido heroico de Rey (Daisy Ridley) la heroína que ha sido elegida para conservar la leyenda de los Jedi, desde su posición de recicladora en las profundidades más rudas de la galaxia. El regreso del histórico emperador Palpatine (Ian McDiarmid), obliga a la nueva generación de la resistencia, ahora comandada por la princesa Leia Organa (Carrie Fisher), a enfrentar de nuevo a Kylo Ren (Adam Driver), en la batalla definitiva entre el bien y el mal, entre los Jedi y los Sith. Rey estará acompañada en la aventura por los ya instalados Finn (John Boyega) y Poe Dameron (Oscar Isaac), con el agregado de los históricos Chewbacca (Joonas Suotamo) y C-3PO (interpretado desde 1977 por Anthony Daniels).
Abrams fue el encargado de abrir la nueva trilogía con ‘The Force Awakens’ (2015), en donde emuló evidentemente la originalísima ‘A New Hope’ (1977) y ahora tiene la misión fundamental de cerrar el recorrido de Rey, al aterrizar por fin esa historia sobre su pasado que siempre estuvo sobrevolando por aleatoriamente durante toda la trilogía. Abrams es un conocedor del género y de la saga, no solamente como cineasta sino auténtico fan. Dirigió dos de las nuevas películas de ‘Star Trek’, además de las dos de ‘Star Wars’, pero su cercanía con el tono preciso de la construcción original de Lucas e incluso del familiar Spielberg de los ochenta, como se pudo percibir en ‘Super 8’ (2011), quizá su mejor película. La desproporción reinante en esa trama crucial con respecto al pasado de Rey, obliga a que Abrams y Chris Terrio como guionistas, tienen la tarea de culminar un asunto que apenas se ha insinuado y que lamentablemente debe resolverse con diálogos de los actores, sin tiempo suficiente para que la trama misma y las acciones develen el misterio siempre latente. Desde el punto de vista de la dirección, la visión experta en el asunto de Abrams parece resolver algunos apuros de un asunto que debe terminar pronto, incluyendo además a todos aquellos personajes nuevos que se requieren para alimentar la maquinaria de la franquicia para la próxima década. Abrams abusa en varias ocasiones de la reaparición de los espíritus que siempre fueron todo un asunto de plena trascendencia y emoción en la sala de cine, aquí se convierte en un evento consuetudinario que hace que la muerte pierda trascendencia. Ya estarán todos ellos como espectros aconsejando a sus herederos en la aventura. Toda esta nueva piel que se instaló precisamente en ‘The Return of The Jedi’, por Rian Johnson, requiere ahora del regreso a la casa, en busca de los padres, para que ellos los orienten y les digan lo que tienen que hacer, les diga otra vez por dónde es el camino, cuál era la lección, para que busque y encuentre por ellos, para que otra vez les dé la mano y les ayude a cruzar la calle. Esta nueva piel vuelve a ser la de los niños, finalmente dependientes de sus padres para enfrentar al mundo. Los padres muertos deben volver de su merecido descanso en la eternidad de los héroes para hacerles la tarea el domingo en la noche. Abrams parece ser el indicado para que los viejos héroes vuelvan a tomar las riendas que sus hijos no pueden controlar. Generacionalmente, no parece muy halagüeño que la nueva sangre de ‘Star Wars’ luzca tan inútil frente al futuro. No está mal en realidad pedir consejo, pero aquí es como si los padres soplaran en el oído de los niños para que pasen el examen de una vez porque nos vamos de vacaciones.