sábado, 31 de agosto de 2019

La oda beatle de Danny Boyle y la fantasía reveladora de ‘Yesterday’

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El inglés Danny Boyle ha sido desde hace un cuarto de siglo uno de los referentes fundamentales de la odisea juvenil para diferentes décadas. Con su estilo luminoso, siempre vigoroso, intenso y posmoderno, Boyle ha dejado varias películas bien recordadas y algunos clásicos que han sabido expresar de forma única la agitación intensa de los jóvenes en las grandes ciudades modernas, desde los suburbios hacia los centros, en carreras siempre excitantes que se convierten en memorables viajes interiores de sus héroes contraculturales. Películas como ‘Shallow Grave’ (1994), ‘Trainspotting’ (1996), ‘Slumdog Millionaire’ (2008) y ‘127 Hours’ (2010), entre otras, han sabido expresar la confrontación constante de los jóvenes frente a un entorno que los oprime, y no siempre los resultados son los más felices. Incluso la supervivencia resulta ser todo un logro. La más reciente película de Danny Boyle vuelve a estos terrenos, pero con el contagio nostálgico irresistible de los tiempos distópicos que vivimos. Se trata de ‘Yesterday’ (2019), en donde el fallido aspirante a músico Jack Malick (Himesh Patel), sufre un incidente doloroso pero milagroso que lo convierte en el poseedor musical de la memoria entera y universal de la fundacional banda de rock inglesa The Beatles.

En un escenario más fresco y ligero, enmarcado en la comedia romántica, pero con el muy identificable estilo cinematográfico de Boyle, la película se adentra en los familiares suburbios de Lowstoft, la ciudad más oriental del Reino Unido, en donde Jack se esfuerza por darle el encendido a su carrera de músico, mientras soporta un empleo paupérrimo en una tienda departamental. En ese esfuerzo, solamente tiene la ayuda de Ellie Appleton (Lily James), amiga suya desde la infancia y siempre incondicional a pesar de sus responsabilidades como maestra. Siempre están presentes los trazos luminosos en la imagen de Boyle que retratan tan particularmente la cultura inglesa, con composiciones pop que resultan fundamentales para ver la transformación de este personaje que, con la prominencia exclusiva que le brinda el descomunal legado beatle, va subiendo peldaños cada vez más sofisticados que finalmente tienen un impacto en él muy diferente al que siempre pensó que representaría el más grande los éxitos. La película cumple sucesivamente con una amplia diversidad de objetivos que puede haberse o no propuesto. Desde los terrenos de la comedia romántica más ligera, va adquiriendo un tono más filosófico que termina por hacer que valga mucho más la pena. La música de los Beatles, extensamente popular, consigue distanciarse para presentarse de nuevo en el envoltorio de esta fantasía, y entonces la emoción del redescubrimiento de su belleza resulta una experiencia sobrecogedora, hasta la conmoción de encontrar la más pura humanidad detrás de aquella obra.

Pensar en esta película en el contexto de la oleada nostálgica, que de forma heterogénea copa todo el panorama cinematográfico, lleva a adentrarse en una reflexión profunda a la cual se puede acceder si se integran los diferentes discursos. Haciendo ese ejercicio, ‘Yesterday’ hace énfasis en la reconsideración del bienestar y del éxito como parte de un modelo que a fin de cuentas es la causa fundamental de la crisis que sufrimos en escenarios humanos, ambientales, sociales, económicos y políticos en todo el mundo. Pensarlo de esa forma, también nos lleva de vuelta a la propia filmografía de Danny Boyle, en donde siempre ha existido el cuestionamiento de los modelos, de los roles, de las instituciones, de las corporaciones, de todo aquello que siempre se ha presentado generación tras generación como ideal, lo correcto e incluso como lo obligatorio, especialmente para los jóvenes, para aquellos que están en la búsqueda de la satisfacción. Este es precisamente el espíritu contracultural que lideraron los Beatles, que rompieron con una energía irresistible y jubilosa los modelos que hasta ese entonces se habían construido para la juventud. Después de viajar hasta esa estratósfera filosófica, volvemos al sencillo Jack Malick, quien se nutre de ese espíritu y finalmente disfruta de la anagnórisis hacia la paz y el amor.

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