viernes, 15 de diciembre de 2017

La valentía de Dorota Kobiela y Hugh Welchman y el valor asombroso de ‘Loving Vincent’



El cine de animación sin duda alguna extiende la flexibilidad del cine al integrarlo decidida y procesalmente con los dominios del diseño y la plástica en general. Como se puede suponer fácilmente, la animación tiene la capacidad de representar prácticamente cualquier mundo. ‘Loving Vincent’ es una de las cintas de animación más esperadas de los últimos años porque se anunció desde el primer momento que sería pintada al óleo replicando la técnica del legendario pintor post-impresionista holandés Vincent Van Gogh. Por supuesto, tomar la decisión de seguir adelante con esta idea requiere de valentía y constancia particulares. De hecho, para la directoria Dorota Kobiela y su codirector y productor Hugh Welchman, uno de los obstáculos más importantes para recaudar fondos para la película fue la dificultad técnica. Sin embargo, el gran método residió en el valor agregado que representa esta obra. ‘Loving Vincent’ nos pone en la perspectiva de Armand Rulin (Douglas Booth), miembro de la familia Roulin, retratada por Van Gogh en su estancia con ellos, quien vuelve a recorrer los pasos del pintor para reconstruir sus últimos años y su propia muerte a partir de los fragmentos esparcidos en diversos lugares por donde pasó el holandés, especialmente en Francia. Desde el punto de vista documental, sin referirse al término cinematográfico, la película echa mano de toda la documentación histórica que existe alrededor del pintor holandés, incluyendo sus célebres ‘Cartas a Theo’, que recoge la correspondencia que le envió a su hermano, los testimonios de los Gachet y los Doulin, quienes lo tuvieron en sus casas, de testigos de los hechos y de el mismo relato implícito de las propias pinturas de Van Gogh.

La estética de la película, especialmente al ser experimentada en la sala de cine, es inevitablemente asombrosa y formalmente alucinante. Impregnarle movimiento a las conmovedoras y célebres pinturas de Van Gogh sin duda tiene unos efectos muy particulares para el espectador, a los cuales no podrá resistirse. La impresión de la proyección misma tiene un efecto impresionante en la percepción, casi como un nuevo estado mental, sin exagerar. Cada plano resulta cautivante, capta la atención de forma casi hipnótica. El asunto por sí mismo vale la pena sobradamente toda la experiencia. Sin duda es algo fascinante. En lo técnico, utilizaron necesariamente la muy especial e histórica técnica de la rotoscopia que logra soportar en términos de producción la gran aventura que representa la creación de miles de óleos. Pasando al asunto dramático dentro de lo cinematográfico, de forma específica, el concepto en realidad es tradicional. Se trata de un thriller muy clásico con extensas referencias en el cine occidental, específicamente en Francia y en Estados Unidos, desde muy tempranos años en la historia del cine.  Utiliza visualmente códigos diferentes para relacionar armónicamente la necesaria vinculación entre el pasado y el presente en la elaboración de un thriller. Por lo demás, simplemente seguimos a un protagónico que ejerce el papel fundamental de reconstructor de la verdad, de esclarecedor del misterio, quien va entrevistándose con diferentes testigos y personajes que tienen una parte del rompecabezas para aportar a la tarea reconstructiva. La suma del género cinematográfico y el ejercicio experimental plástico estimula especialmente la atención del espectador, la refuerza muy particularmente porque estamos conectados emocionalmente con la poesía visual y con el drama cinematográfico, de forma simultánea. La profunda melancolía y ternura reflejada en la obra misma del pintor holandés logra ser eficientemente vertida en el flujo natural de la película.

Al final, la obra cinematográfica, que compila toda la información existente alrededor de Van Gogh, con énfasis especial en la correspondencia que sostuvo con su hermano Theo, sumando las propias pinturas y los testimonios de las casas en las cuales convivió con familias o individuos, en ciertos casos especialmente notables, como Paul Gauguin, como es bien sabido, se erige como un documento importante en torno a la conservación del legado de Vincent Van Gogh. Trasciende la hermosa experiencia cinematográfica que representa y se erige además como un documento de consulta especialmente acogedor.

No hay comentarios.:

Publicar un comentario