sábado, 2 de febrero de 2019

La cúpula perversa de ‘The Favourite’ y la perspectiva cruenta de Yorgos Lanthimos

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Yorgos Lanthimos es uno de los directores destacados en el panorama del cine mundial. Durante los años más recientes de esta década, el director griego ha entregado piezas de su filmografía que han conquistado a la crítica de forma global y ha sacudido las emociones de un público diverso. Su más reciente película, ‘The Favourite’ (2018), ha conseguido nada más y nada menos que diez nominaciones para la próxima entrega de los premios Oscar. Todo esto tras haber tenido un paso exitoso por el más reciente Festival de Venecia. The Favourite se sitúa en los albores del siglo XVIII en Inglaterra, en donde gobierna la frágil Reina Ana (Olivia Colman), con gran influencia de su muy cercana amiga Lady Sarah (Rachel Weisz). Arriba entonces al palacio Abigail (Emma Stone), una sirvienta de origen noble quien gradualmente conquista el cariño y la confianza de la reina, desembocando inexorablemente en un enfrentamiento con Lady Sarah. Los clásicos entramados perversos de las cortes dan entonces rienda suelta.

Lanthimos se ha caracterizado por desarrollar un cine envolvente, con atmósferas elegantes y potentes, en contextos sofisticados por diferentes vías. Los espacios frecuentemente son extensos y exclusivos, como escenarios luminosos en donde se devela lo más oscuro de la condición humana, usualmente con visos de crueldad. En ‘The Favourite’, Lanthimos accede a un presupuesto mucho más alto para recrear una época desbordante en lo estético y esto le permite llevar al máximo su recreación de estos mundos embriagadores y fantásticos. La fantasía también se percibe en ‘The Favourite’, sin necesidad de adentrarse en el género fantástico como tal, como lo hizo en sus dos anteriores películas ‘The Killing of a sacred deer’ (2017) y ‘The lobster’ (2015). Las cortes europeas del pasado son sin duda un espacio fructífero para que los temas de Lanthimos se desarrollen a sus anchas. Como siempre, la influencia de Kubrick es notoria, especialmente en esta película que sin duda bebe de las fuentes de la colosal ‘Barry Lyndon’ (1975). Lanthimos hace uso constante aquí de lentes angulares que incluso libremente distorsionan la imagen, probablemente representando la misma perversión del entorno humano. La cámara sigue a los personajes en el espacio majestuoso como si lo hiciera en el laberinto de sus propias pasiones. Por supuesto, la construcción de los mundos de Lanthimos requieren de un trabajo excelente de fotografía y arte, que en este caso nuevamente es exitoso. La foto de Robbie Ryan transita con ductilidad de los amplios exteriores difusos a ciertos cálidos y siniestros interiores. El arte de Fiona Crombie estimula planos preciosistas, llenos de detalle, recordando por momentos ‘Gritos y susurros’ (1972), de Bergman, una referencia que se extiende también en lo temático. La música de Alexis Bennett recrea el contexto y funciona como aditamento emocional con vivaces clavecines y otras cuerdas clásicas. Simultáneamente, transita a lo experimental, con espasmos intensos que recuerdan el trabajo de Krzysztof Penderecki en ‘The Exorcist’ (1973).

Uno de los elementos más destacados en ‘The Favourite’, como es usual en la filmografía más reciente de Lanthimos, es el trabajo de escritura. Las películas situadas en estos contextos históricos suelen ser adaptaciones, pero aquí se trata de un brillante guion original a cargo de Deborah Davis y Tony McNamara. La trama se sostiene con seguridad sobre la firmeza del triángulo que conforman las tres protagonistas (interpretadas de forma notable por Stone, Weisz y Colman). Poco a poco la trayectoria de las tres mujeres nos va cambiando el matiz de su personalidad, como si giraran frente al sol difuso de Inglaterra, mostrándonos una complejidad interesante. Gradualmente, lo que se presenta ante el espectador va girando en una maquinaria dramática aceitada por la destreza cinematográfica de Lanthimos. Por supuesto, la perspectiva es oscura, depredadora y brutalmente honesta con respecto a la condición humana. Yorgos Lanthimos nos plantea la indestructibilidad del vicio en cualquier relación.

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