martes, 12 de septiembre de 2017

La dinámica de 'Logan Lucky' y la habilidad coral de Steven Soderbergh


Steven Soderbergh ha desarrollado una carrera notable durante los últimos 30 años. Sus thrillers corales de diferentes matices genéricos han logrado quedarse en la memoria de los cinéfilos seguidores del cine estadounidense diferenciado de los blockbusters sin ser necesariamente independientes. El cine de Soderbergh siempre se ha caracterizado por los grandes repartos y las tramas bien elaboradas. Afortunadamente, ahora podemos disfrutar de su más reciente largometraje, ‘Logan Lucky’, después de haber anunciado su retiro. Uno de esos casos en los cuales nos alegramos de que la gente no cumpla con su palabra. Para ‘Logan Lucky’, Soderbergh de nuevo echa mano de un excelente reparto, conformado por nombres bien reconocidos como Channing Tatum, Adam Driver, Daniel Craig, Seth McFarlane, Riley Keough, Katie Holmes y Hillary Swank, entre otros. Nos cuenta la historia del ciertamente no muy afortunado Jimmy Logan (Channing Tatum), quien prácticamente sin trabajo, familia ni conciencia, decide adelantar un robo sin duda audaz en la pista de automovilismo de Charlotte. Para esto recluta a su hermano Clyde (Adam Driver), veterano manco de la guerra en Irak y a su atractiva y obediente hermana Mellie (Riley Keough, la mismísima nieta de Elvis). También integra al desquiciado Joe Bang (Daniel Craig), muy eficiente con asuntos científicos, a quien deben sacar de la cárcel.

Como uno de los mejores exponentes de lo coral en el cine, Soderbergh sabe poner a girar estos planetas como si fuera el hábil payaso que pone a girar discos simultáneamente sobre unas cuantas varas. En esta película construye un planteamiento sólido que va alimentando gradualmente con presencias bien reconocibles, como puede suponerse. El mecanismo nos permite seguir de cerca al protagonista de esta tragicomedia clásica, thriller cómico moderno, desde la sencilla y entrañable relación con su hija y empezando inmediatamente un recorrido que lo lleva por sus desgracias y sus decisiones, desde las que le plantean la propia miseria de su vida como nuevo desempleado padre distante por obligación, hasta aquel que siente las pulsiones irresistibles de quebrar la ley y reestablecerse frente a un sistema que lo ha condenado de forma injusta. Soderbergh sabe también hacernos inolvidables a sus personajes, marcándolos para hacerlos visibles a millas de distancia. Así es como, además del frustrado jugador del fútbol americano que es el protagonista, tenemos a su hermano el amputado del brazo y casi de la voz que es su hermano Clyde, a su hermana Mellie, preciosa en el silencio, al siempre vibrante Joe Bang y a varios más que pintan este paisaje humano muy familiar para los retratos de un Estados Unidos auténticamente profundo.  Por supuesto, todo sostenido por una trama que funciona sólidamente, escrita por Rebecca Blunt, un seudónimo del cual no sabemos aún su verdadera identidad.

Logan Lucky no tiene las mejores pretensiones del cine de Steven Soderbergh. No tiene condena existencial de su oscarizado Traffic (2000), ni la espectacularidad técnica de sus “Oceans”, ni la intensidad de su ya clásico Sexo, Mentiras y Video (1989) o los intereses sociales, políticos o económicos de su detallada Che: el argentino o Erin Brockovich (2000). Sin embargo, Logan Lucky tiene todo lo que caracteriza al cine de Soderbergh y no deja de poner algún acento en las relaciones humanas, sin que sea especialmente profundo. Puede ser que la película incluso peque de superficial, pero está muy lejos de no pagar con creces la entrada a la sala, donde sin duda se puede disfrutar en su esplendor narrativo, de edición y de guion, de drama y de experiencia, como es característico en Soderbergh, un director que tal vez nunca vuele muy alto pero sí muy lejos.  

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