sábado, 1 de junio de 2019

El libro abierto de ‘El peral silvestre’ y el espacio existencial de Nuri Bilge Ceylan

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En la frontera cultural y geográfica entre Europa y Asia, específicamente en Turquía, se da la particular y riquísima fusión entre la cultura europea y la cultura árabe. Esa fusión se debe también a la herencia de un auténtico imperio, como lo fue el Otomano. El cine no ha sido una excepción en esa tradición y durante los últimos veinte años, la cinematografía turca se ha internado en la profundidad de su propio pueblo, un pueblo que ha sido partícipe y muchas veces ha sido víctima de agitaciones regionales intensas. Sin duda, el más destacado cineasta turco de las últimas décadas ha sido Nuri Bilge Ceylan, quien siempre se ha adentrado de forma conmovedora en la provincia turca para retratar auténticos escenarios humanos que han conmovido a todos alrededor del mundo, lo cual lo ha convertido en una de las figuras más destacadas del panorama mundial del cine para la crítica especializada. Desde su ópera prima ‘El pueblo’ (1997) Ceylan empezó una de las carreras más ascendentes del cine contemporáneo hasta culminar con su entrañable ‘Sueño de invierno’ (2014), con la cual se alzó con la Palma de Oro en Cannes y conquistó un espacio en la historia de la década. Después de una pausa de cuatro años, ‘El peral silvestre’ (2018), la más reciente película de Nuri Bilge Ceylan, también logró entrar a la Selección Oficial de Cannes. En esta película, Ceylan relata la historia de Sinan (Dogu Demirkol), un joven escritor en ciernes que regresa a su pueblo natal después de titularse de la universidad. En la búsqueda de patrocinio para publicar su primer libro, se enfrenta a la realidad compleja de su familia y de su propia tierra.

Fiel a su propio estilo y a la tradición temática de su filmografía, Ceylan construye un escenario lleno de filosofía existencial, en las profundidades, fundamentado en una base literaria firme, en donde se puede percibir con claridad el espacio. Ceylan nos involucra amablemente, a pesar de la intensidad profunda de la situación, en disertaciones filosóficas envolventes, en un auténtico viaje desde todas las perspectivas, con un personaje que a fin de cuentas está en busca de su propia originalidad como artista, además de reconocer la verdad profunda que sus padres están por revelarle. Es una película que se traslada por los espacios con naturalidad pura, haciendo que todos como espectadores recordemos siempre nuestros propios momentos, nuestros propios lugares, nuestros propios refugios en nuestros universos familiares. Ceylan nos pone de frente a sus personajes quienes aparecen desprovistos completamente de cualquier máscara, justo como son, justo como la naturaleza hace que sean. El sonido del ambiente suele presentarse con naturalidad en medio de las conversaciones, mientras emocional y racionalmente navegamos en medio de un vasto mar filosófico. La historia central sin duda es la columna que sostiene a la película, pero se trata de una obra mucho más extensa, de un auténtico libro abierto lleno de emoción y pensamiento. Todo es a fin de cuentas como sentarse a hablar con los padres, los amigos o los colegas y tener una conversación profunda sobre la vida, partiendo de la cotidianidad misma.

Ceylan nos abre una perspectiva fabulosa del cine, que también es eficiente para retratar todo un paisaje humano dentro de un paisaje natural. Toda una prosopografía cinematográfica. Precisamente, el libro que quiere publicar Sinan es una analogía de la propia película. El joven no describe su obra como una novela, ni como una promoción turística o una revisión histórica. Simplemente la percibe como una reflexión sobre lo que sucede en su pueblo, sobre los usos y costumbres, sobre la esencia natural profunda de su propio origen, mientras avanza estación tras estación en la exploración de sí mismo, en un camino para él nebuloso, pero que poco a poco irá brindándole más luz para comprender, para asimilar, para despertar su consciencia con respecto a la naturaleza implícita de las cosas. Así es como el cine de Ceylan se plantea como un oasis precioso en medio de la artificialidad.

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